
Medio Ambiente, Ecología y Sostenibilidad. Fuente Externa
Por Gilberto Dihigo.-
Nada humano me es ajeno.
Sin paz no hay deportes.
Con hambre no hay deportes.
Esas afirmaciones son grandes verdades, como también que sin la existencia de los verdes bosques, el azul de los océanos, el rumor de los ríos, lagos y arroyos, la alegría de los animales, la limpieza de los cielos, la pureza del aire, no existirán perspectivas seguras para el deporte.
Eso lo saben bien los ecologistas, quienes luchan por un desarrollo más racional de la Tierra frente a los asesinos del medio ambiente.
¿Qué es en realidad la ecología?, ¿Una ética y una acción con vistas a salvar animales y plantas, un partido, un movimiento de impugnación crítica contra la contaminación, un sentimiento neorromántico de vuelta a la naturaleza, una disciplina científica privada de la biología o un poco de todo ello?, ¿se trata de una filosofía, de un mensaje, de un mito o de una ciencia?
Sin querer determinar su esencia, sólo diremos que desde hace mucho el Comité Olímpico Internacional(COI) organiza conferencias sobre el deporte y el medio ambiente y tiene una real preocupación sobre el tema. Y es que ambas manifestaciones tienen una estrecha relación dialéctica. ¿Cómo es posible correr el maratón en una ciudad contaminada?, ¿cómo es posible remar en un lago contaminado?. Esas interrogantes no haya todavía una respuesta verdadera mientras se mata de manera sistemática y constante el entorno ambiental.
La madre naturaleza se encuentra entre dos bandos. Uno que cuida de ellas la preserva y otro que la amenaza y maltrata con su acción irresponsable. En pocas generaciones hemos derrochado reservas energéticas que la naturaleza tardó miles de millones en acumular.
Solo en un poco más de 50 años desaparecieron las nueve décimas partes de algunas islas tropicales. Cada minuto, según la UNESCO, se destruyen 20 hectáreas de selva tropical, lo que equivale al 1% de la selva mundial total. Si somos realistas no podemos pensar que se cuide la naturaleza mientras exista una pobreza galopante. En las últimas conferencias de la inútil ONU, un punto importante es cuánto se puede aguantar la pobreza existente en el nuevo orden internacional.
Cerca de mil millones de seres humanos en el mundo viven en condiciones de pobreza. De ellos, cerca del 65 porcino son considerados sumamente pobres o lo que es igual no son capaces de satisfacer sus necesidades mínimas de nutrición. Qué le puede importar a uno de esos infelices que pululan en las villas miserias, la desaparición total de 300 especies entre vertebrados, peces, anfibios, reptiles, aves y mamíferos. Qué significado tiene para ellos la destrucción del ecosistema y la constante depredación de flora y fauna, si tienen hambre.
Ninguna, a decir verdad. Mientras los que más poseen no se percatan que en su irracional búsqueda de riqueza los que más pierden son ellos, no se apagará el barril de pólvora donde está sentado el mundo. Según cálculos el 80% de la contaminación industrial es producida por los países industrializados que pese a ello no asumen cómo debieran la responsabilidad para detener el mal ambiental.
En medio de todas esas calamidades gravita el movimiento deportivo y sería ingenuo creer que la práctica deportiva pudiera sobrevivir si no se controlan o erradican esos males que llevan hacia la catástrofe al planeta. Por suerte cada día que pasa son más las personas que toman conciencia de esta deplorable situación y tratan de llamar a las conciencias dormidas de los gobiernos, instituciones y, sobre todo, a los hombres y mujeres de negocios para que comprendan que el desarrollo racional, equilibrado y justo sería imposible si no se protege el medio ambiente.
Si se cuida el entono de la naturaleza el deporte tendrá un futuro menos angustioso, porque de continuar la irracional agresión contra ella, no será sorpresivo un día ver a los corredores de 100 metros planos con caretas para la contaminación. No me despido, nos vemos pronto, pero mientras tanto sean felices, siempre hay tiempo. Les dejo mi correo por si quieren criticarme o saludarme, ambas propuestas son bien recibidas.
