Por Alfonso Araujo Bojórquez
La tensión durante el segundo juego de la Serie Mundial, el 5 de Octubre de 1922, fue casi insoportable.
Después de 10 entradas entre «Gigantes» y «Yankees», el marcador quedó empatado 3-3. Los fanáticos no pudieron ver que pasaría a continuación.
El umpire George Hilldebrand, tomó la pelota del receptor, se la metió en el bolsillo y anunció que el juego había sido cancelado «por la obscuridad».
Los jugadores, los fanáticos, incluso el Comisionado Kenesaw Mountain Landis, no pudieron calmar sus oídos, con los gritos de los aficionados.
Todavía era una tarde brillante y soleada de Octubre, alrededor de las 4.45 P. M. Quedaban al menos, otros 45 minutos de juego.
Cuando los aficionados se dieron cuenta de que uno de los juegos más emocionantes que habían visto, había terminado, sin ningún ganador, estallaron de ira.
Los umpires corrieron para salvar sus vidas, mientras una turba, rodeaba al Juez Landis, quien estaba tan molesto, como los fanáticos, que gritaban «fraude» y pedían que les regresaran su dinero al comprar sus boletos para entrar al estadio.
El Juez Landis, ordenó que el dinero que se recaudó y fue, 120,554 dólares, se entregara a la caridad. Así que «Gigantes» ganó la Serie Mundial 4-0 con un juego empatado…Después más lanzamientos.