RIO DE JANEIRO — El alcalde de Río de Janeiro, Cesar Maia, consideró justificado el gasto del ayuntamiento en los Juegos Panamericanos que se celebrarán del 13 al 29 de julio próximo, puesto que su ciudad aspira también a organizar los Juegos Olímpicos de 2016.
En un encuentro con los corresponsales de la prensa extranjera, Maia subrayó que la cifra de más de 3.000 millones de reales (1.578 millones de dólares) que se ha llegado a mencionar no se corresponde con la realidad.
Según su cálculos, el Ayuntamiento de Río de Janeiro ha invertido aproximadamente 550 millones de dólares, cubiertos con recursos tributarios de la alcaldía, a lo que se suman 350 millones de dólares del gobierno nacional.
El alcalde señaló que las cuentas presentadas en el proyecto de Juegos Panamericanos, cuando Río de Janeiro era candidata para la organización del evento, era un presupuesto «básico» que la ciudad elegida puede después modificar.
«Río quiere disputar (la sede de) las Olimpiadas de 2016», por tanto, necesita construir instalaciones «de padrón olímpico», lo que ha hecho aumentar el presupuesto.
Por otra parte, explicó, muchos de los recursos que se están considerando como presupuesto de los Juegos, «no lo son», y citó entre ellos el pago de policías, los créditos para la Villa Panamericana, un complejo de edificios donde se alojarán los atletas y vendido como viviendas a ser entregadas cuando concluya el evento, o inversión en publicidad de empresas estatales.
Maia restó además importancia al impacto que puede tener la criminalidad para participantes y público en la medida que el evento evita puntos conflictivos.
Según dijo, las competiciones se celebran en un corredor de la ciudad que tiene «niveles de criminalidad que se compara a las mejores ciudades de Latinoamérica. Santiago, por ejemplo».
«En la ciudad, ciertamente hay (problemas de seguridad); no estoy negando que Río es una ciudad con violencia, pero la ubicación de los Juegos Panamericanos» elude ese problema, agregó.
Preguntado sobre informaciones de que agentes de la Oficina Federal de Investigaciones (FBI, por su sigla en inglés) estaban en Río para participar del esquema de seguridad, negó que esa sea su función.
El alcalde aclaró que la preocupación del FBI no es con la seguridad pública y que el trabajo de sus agentes está exclusivamente ligado al temor a actos terroristas que tienen las autoridades estadounidenses con sus delegaciones.
También descartó que los hospitales de la ciudad no tengan condiciones para atender posibles emergencias durante la competición, como han afirmado entidades cariocas, y recordó que Río de Janeiro está habituada a recibir un elevado número de visitantes en fin de año y Carnaval sin que eso plantee problemas.
Preguntado sobre la expectativa de turistas, el alcalde, aún reconociendo la dificultad de hacer un cálculo, dijo que la estimación «es que la ciudad agregue durante quince días entre 700.000 y 800.000 personas» y que el gasto medio por persona sea de unos 200 dólares diarios.
Según las estimaciones de los organizadores, 6.000 atletas y técnicos acudirán a la ciudad, a lo que se suman otras 1.000 dirigentes, observadores y acompañantes, además de periodistas y miles de aficionados al deporte.
El gasto que hagan puede representar un ingreso directo a las arcas públicas de al menos 150 millones de dólares, según cálculos del alcalde.
La Asociación Brasileña de Industria hotelera de Río de Janerio calcula que en julio la tasa de ocupación será del 85 por ciento.
Por otra parte, Maia dio un mensaje de tranquilidad en cuanto a un posible caos del tráfico viario durante el evento, al recordar que se celebrará durante vacaciones escolares, lo que implicará un menor número de vehículos en las calles, y que habrá «corredores» reservados a los atletas.
No obstante, reconoció que puede haber dificultades en eventos de gran interés, como sería la competición de voleibol prevista en el complejo del Maracana, una zona habitualmente de embotellamientos.
