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El homenaje a Pepín Corripio

Razón por la cual me será muy difícil desarrollar el presente tema, pero debo hacerlo porque como dijo el Patricio, Sed Justo, lo primero.

José Luis Corripio Estrada (Pepín) y su esposa Ana María. Fuente Externa.

Héctor García

Los que me conocen y me leen saben que no soy muy dado a escribir sobre reconocimientos, porque me falta mucha imaginación para pensar cuando debo rendir un homenaje por esta vía.

Razón por la cual me será muy difícil desarrollar el presente tema, pero debo hacerlo porque como dijo el Patricio, Sed Justo, lo primero.

La semana pasada presencié por televisión el reconocimiento que hizo el Senado de la República al empresario José Luis Corripio Estrada (Pepín), “por sus aportes al desarrollo de la cultura, la libertad de expresión y el respeto a los derechos humanos”, así reza la dedicatoria.

Fue de la autoría del Senador de la República y representante de la provincia Santiago, Eduardo Estrella, quien a su vez es el presidente de la Cámara Alta, el proyecto de reconocimiento fue aprobado, como tenía que ser: a unanimidad.

Estrella resaltó las virtudes de Pepin Corripio, asegurando que es “un pilar de los valores sociales y un ejemplo para las presentes y futuras generaciones dominicanas”.

Agregó el legislador que Pepín Corripio, “en su intachable trayectoria empresarial ha hecho contribuciones para el fortalecimiento de la economía dominicana”.

Comparto en su totalidad los conceptos de Eduardo Estrella sobre el homenajeado hombre de bien.

Y agregó con un lenguaje sencillo o tal vez campechano que por la obra de bien de Pepín Corripio “no son pocas las estufas y los fogones que se prenden en los más apartados rincones del país”.

Si nos vamos a su contribución a la familia periodística dominicana, me atrevo a calificarlo de un hombre más que honorable, de muy buena fe, pues mantener en circulación varios periódicos y en el aire, estaciones de televisión y radio, para mantener empleados a miles de comunicadores, es algo sin precedentes.

Ese gran ciudadano, cumplidor de las leyes constitucionales, es un soporte muy difícil de encontrar en los países del área y más allá.

Cuando encontré en la televisión el acto en vivo, me senté y me sentí parte de él, me llenó de emoción, mirar a gente de distintos estratos sociales sentados allí.

No soy quien para unir al sector deporte a ese emotivo homenaje que celebró de una manera u otra el Pueblo Dominicano, pero lo hago porque de seguro no encontraré opiniones contrarias.

En la parte final del acto, presencié a un hombre sereno, de voz pausada, quien parado frente a las cámaras me recordó a mi líder y amigo el doctor Joaquín Balaguer, por su finura al pronunciar cada
una de sus palabras.

Más que grato fue un honor escucharlo decir que las enseñanzas que recibió de su padre y el apoyo de su esposa Ana María, a quien definió como “el ángel guardián de la unidad familiar”; así como la contribución de sus hijos: Manuel, José Alfredo, Lucía y Ana, sus familiares y socios que encarnan la continuidad del compromiso familiar de trabajar por el bienestar de República Dominicana.

Los que hemos dirigido asociaciones que conforman muchos clubes en el Distrito Nacional, somos testigos de sus ayudas personales y sus empresas, las que llegan sin exigir nada de retorno.

Ojalá me haya salido bien la entrega, la que resumo diciendo: se honraron los Senadores de la República, al reconocer a Pepín Corripio.

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