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Entorno Deportivo

Bienvenido Rojas, el editor

Esa noche en el palco de prensa del Estadio Quisqueya, el llamado “Séptimo cielo”, casualmente nos correspondió un asiento –eran sillas sueltas- a la diestra de Rojas y temprano del partido nos habló del nuevo periódico, El Siglo, del que sería, y fue, su editor deportivo.

Bienvenido Rojas. Fuente Externa

 DiMaggio Abreu

El 21 de octubre de 1988, viernes, se dio apertura al campeonato 88-89 del béisbol otoño invernal de la República Dominicana. Es una fecha que registra nuestra memoria porque fue cuando Bienvenido Rojas nos habló de un proyecto editorial que se gestaba para el año siguiente.

Esa noche en el palco de prensa del Estadio Quisqueya, el llamado “Séptimo cielo”, casualmente nos correspondió un asiento –eran sillas sueltas- a la diestra de Rojas y temprano del partido nos habló del nuevo periódico, El Siglo, del que sería, y fue, su editor deportivo.

Nos confió detalles de lo que sería el primer periódico digital y a colores del país y las facilidades para el personal y los periodistas que ofrecería. Nos invitó a integrarnos al mismo, para el que ya tenía contratados a los amigos colegas Iván Brea (EPD) y Antonio Valdez.

Por entonces fungíamos como editor deportivo de El Nuevo Diario y tras meditarlo unos días, aceptamos la proposición. La fecha previa al 3 de abril de 1989, día de la primera edición, llegó Mario Alberto Rodríguez, quien se incorporó y los cinco formamos el primer equipo de Deportes de El Siglo.

Descubrimos entonces en Bienvenido Rojas, al editor deportivo más trabajador, hacendoso y entusiasta en sus funciones de cuantos hemos conocido en el diarismo dominicano. Hayamos laborado con otros o no (las referencias llegan), ningún editor de deportes fue tan prolífico en su oficio como él, con chispas para adornar con humor sus escritos y ciertos titulares noticiosos, propios y de subalternos.

En horario de entrada para el personal de Deportes era las 2:00 de la tarde, pero Bienvo solía ir por la mañana para agilizar labores; más tarde acudía, con frecuencia, a visitar a Monchín Pichardo en sus oficinas de presidente del Licey en el vetusto Quisqueya, con Max Reynoso y Tomás Troncoso de contertulios.

De allí iba a su residencia y después de una breve siesta, a la 1:30 estaba listo para cuando el chófer, José Tranquilino Bueno, pasaba a buscarle para estar antes de las 2:00 en la redacción.

Sus dotes solidarias afloraban con nosotros y los demás. Como sabía de nuestra procedencia del interior, en ocasiones como Noche Buena y Navidad o Año Nuevo, nos proponía dejar escrito un reportaje, “que yo vengo a montar las páginas temprano, para que te quedes a disfrutar con tu familia”, nos ofrecía.

En el periódico, en transmisiones deportivas como comentarista -en especial en la Cadena del Licey- o en programas de radio y TV como Medios Telemicro, Rojas siempre dio riendas sueltas a sus creencias, gustaran a muchos o no. Con algunas enfrentó gente con influencias o tuvieron a punto de costarle empleos.

Un ejemplo notorio fue con su amigo Monchín Pichardo, cuyo legado mantuvo vigente los diez años de suspensión del béisbol que le impuso el en su momento presidente de la LIDOM, Leonardo Matos Berrido; como después del fallecimiento. Los escritos recurrentes de Bienvo mantuvieron al exitoso ejecutivo liceísta en la memoria colectiva, a despecho de sus rivales en la pelota vernácula y para agrado de los seguidores del conjunto añil.

¡Paradojas de este mundo infausto!  Fue en la presidencia de un hijo del ingeniero Pichardo cuando Rojas fue purgado de la Cadena del Licey, por la puerta de atrás, sin un adecuado homenaje, público ni privado, como sobrado se lo ganó. Fue como si su ardiente defensa de Monchín resultara un agravio para sus descendientes.

El sábado 3 de junio acudimos para acompañarlo en el homenaje por la dedicatoria del torneo de softbol de 2023 de la Liga de Los Macos de la ACD y nos llevamos la sorpresa de que convalecía por una cirugía, de la que se repone en forma satisfactoria. Con orgullo recibimos la placa en su honor.

Por su fecundidad laboriosa, hacendosa, nunca le faltó un asiento como editor deportivo de un diario desde su primero en La Noticia, pasando por El Siglo, Última Hora y Diario Libre, en el cual mantiene vigencia con su columna BRV.

Con 49 años en los medios -desde 1974- ahora disfruta su condición de jubilado. Y entre su clase profesional hay consenso de que Bienvenido Rojas debe ser el próximo cronista por exaltar al templo de la inmortalidad: el Pabellón de la Fama del Deporte Dominicano.

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