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Récords que se Van

ORLANDO.- Érase una vez en que Babe Ruth llegó a ser tan popular que tenía un mejor sueldo que el presidente de los Estados Unidos, el béisbol era el indiscutido pasatiempo nacional de los norteamericanos y batear 500 jonrones era una garantía para entrar a Cooperstown.

De hecho, érase una vez en que era una rareza y todo un acontecimiento ver a un bateador alcanzar los 500 jonrones.

Los tiempos cambian. En el 2006, el salario promedio en las Grandes Ligas subió a 2.87 millones de dólares, mientras que el sueldo mínimo para los novatos del 2007 escaló a 380 mil (apenas 20 mil dólares menos que el salario de George W. Bush).

Otros deportes profesionales como el baloncesto, fútbol americano, balompié, tenis, automovilismo y hasta el póker (¡gulp!) le disputan al béisbol el pastel de la atención nacional.

Tampoco pegar 500 jonrones es una garantía para entrar al Salón de la Fama. Ni aún 600 o 756 garantizan ser electo a Cooperstown.

Y por seguro, este año más que nunca, ninguna de esas cifras tendrán nada de raro.

En cuestión de días, semanas y meses podríamos ser testigos del cuadrangular 756 que convertirá a Barry Bonds en el nuevo rey histórico del béisbol, superando los místicos 755 que bateó Hank Aaron.

El dominicano Sammy Sosa (598) y el norteamericano Ken Griffey Jr. (578) deberán arribar a los 600 jonrones, algo que solamente lograron otros cuatro peloteros en 131 años.

Pero más asombroso aún es que al menos cinco jugadores tienen una genuina oportunidad para ingresar al Club 500 y elevar de 20 a 25 la membresía general.

Frank Thomas (495), Alex Rodríguez (488), Jim Thome (488), Manny Ramírez (478) y Gary Sheffield (472) tienen por delante tres meses y medio de béisbol para completar la meta.

Ruth inauguró el Club 500 en 1929, en el aniversario 53 de las Grandes Ligas tal y como las conocemos actualmente.

Los aficionados debieron esperar hasta la década de los cuarenta para ver a los próximos dos bateadores de 500 jonrones, Jimmie Fox y Mel Ott.

La década de los sesenta fue la más productiva, cuando cinco bateadores superaron la barrera de los 500: Aaron, Willie Mays, Ted Williams, Eddie Mathews y Mickey Mantle

Mathews y Mantle lo hicieron en 1967, siendo la primera ocasión en que más de un jugador arribaba el mismo año.

La marca fue eclipsada cuatro veces en los setenta (Harmon Killebrew, Frank Robinson, Willie McCovey y Ernie Banks), pero recuperó su aire de exclusividad en los ochenta (Reggie Jackson y Mike Schmidt) y los noventa (Mark McGwire y Eddie Murray).

Pero el nuevo milenio comenzó a ver los frutos de la transformación que sufrió el juego en las dos décadas anteriores.

Desde el 2000, cuatro peloteros superaron los 500 jonrones (Bonds, Sosa, Griffey y Rafael Palmeiro). Sosa y Palmeiro lo hicieron en el 2003.

A comienzo de este año, McGwire se convirtió en el único bateador de 500 jonrones que llega a la boleta de Cooperstown y que no ha sido admitido en el altar sagrado.

El escandaloso uso de sustancias prohibidas para aumentar el rendimiento que manchó a la última generación de toleteros, con o sin razón, casi seguro no tendrá a McGwire como el único chivo expiatorio.

Las posibilidades de que Bonds, Sosa, Sheffield y muchos otros de los jonroneros modernos ingresen a Cooperstown en sus primeros años de elegibilidad se achican cada día más debido a la cacería de brujas que han organizado algunos sectores que influyen en las votaciones.

Con su regreso esta temporada, Sosa no solamente alejó un poco su fecha de elegibilidad, sino que evitó ir a la boleta el mismo año que Palmeiro, el único bateador de 500 jonrones que dio positivo a un examen antidoping en Grandes Ligas.

Es triste decirlo, pero batear 500 jonrones ya no es garantía de la inmortalidad beisbolística. Los tiempos cambian y con ellos muchas cosas, incluso los parámetros para determinar la grandeza.

Lo que no cambia es el juego y la pasión que sentimos al observarlo. Ruth, el más grande de los grandes dijo una vez: «El béisbol fue, es y será, el mejor juego del mundo».

Ojala que además de jonronero, actor y héroe místico, Ruth también fuera profeta. (Cortesía ESPN- Trabajo de Enrique Rojas)

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