El agente deportivo Gustavo Domínguez declaró ayer a un juez federal que los
$225,000 que le había dado a un narcotraficante convicto no era un pago por
haber introducido de contrabando cinco jugadores de béisbol en Estados
Unidos, sino dinero para proteger a su familia.
''Tenía miedo'', testimonió Domínguez, mientras su esposa de 28 años y sus
dos hijos adultos lo observaban desde la sala. Domínguez, co-fundador de
Total Sports Internacional, radicado en California, está siendo juzgado por
cargos de haber financiado una operación de contrabando con lanchas rápidas
a los Cayos en agosto del 2004, y por haber transportado y albergado a los
jugadores en California por afán de lucro.
Tras haber negado enfáticamente los 21 cargos en su contra, Domínguez trató
de explicar la prueba más significativa de la fiscalía: siete transferencias
cablegráficas, por un total de $225,000, que se originaron en la cuenta
bancaria del receptor de la Cubs de Chicago Henry Blanco para pagar a Ysbel
Medina, un narcotraficante convicto y contrabandista confeso. Blanco
testificó que Domínguez, su agente, tomó el dinero sin su conocimiento pero
que lo había pagado.
Medina, que no está siendo encausado por cargos de contrabando a cambio de
su testimonio, dijo a los jurados que Domínguez le había pagado por dos
operaciones de contrabando: $100,000 por un viaje rápido en diciembre del
2003 que trajo al futuro torpedero de los Mariners de Seattle, Yuniesky
Betancourt a los Estados Unidos y $125,000 adicionales por el viaje a través
del Estrecho de la Florida, en agosto del 2004, que trajo cinco jugadores
cubanos más a EEUU.
En el juicio, Domínguez dijo que la versión de Medina, que está esperando
sentencia de una convicción federal por drogas, no era cierta. Dijo que
simplemente él había quedado cogido en el medio de un acuerdo entre
Betancourt y Medina, en el que Medina recibiría 5 por ciento del primer
contrato de Grandes Ligas de Betancourt, que se esperaba sería de unos $3
millones.
Domínguez dijo que Medina se impacientó y que durante una llamada por
teléfono, amenazó que, si Betancourt no le pagaba pronto, él iría a México,
donde Betancourt estaba tratando de establecer residencia, para «partirle
las piernas y llevarlo de regreso a Cuba''.
Domínguez dijo haber tratado de tranquilizar a Medina pero que en julio del
2004 Medina había pedido que Domínguez pagara la deuda de Betancourt. ''Me
dijo: `Yo sé donde están tus hijos''', dijo Domínguez, cuyos hijos estaban
entonces en la Universidad de Tulane en Nueva Orleans. «Yo no sabía qué
hacer. Estaba desorientado''.
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