El boxeador barranquillero Jeovanis Barraza, de 23 calendarios, realizando ejercicios con la pera previo a la pelea con Maestre. Jesús Rico.
El boxeador barranquillero Jeovanis Barraza, de 23 calendarios, realizando ejercicios con la pera previo a la pelea con Maestre. Jesús Rico
POR: EDSON CABEZA JABBA @ECABEZAJABBA
Sacrificó su estudio en el Instituto Pestalozzi para enfrentarse a puños con cualquiera que le pusieran enfrente. Jeovanis Barraza, bautizado por el mítico entrenador Orlando Pineda como ‘El Meke’, llegó hasta noveno grado, más por necesidad que por gusto.
Su niñez no fue fácil. Preparó comidas rápidas y repartió domicilios. Hizo de todo para sobrevivir, para no irse a dormir sin probar bocado y manejar algo de dinero. Al final su decisión terminó siendo un gran golpe. Empero, para el barranquillero de 23 años la idea de terminar sus estudios está tan latente en su mente como el coronarse campeón mundial.
Son las 9 y 48 de la mañana, Jeovanis entra al gimnasio Cuadrilátero con una camiseta negra y una sudadera del mismo color. En su espalda sobresale la palabra invicto y dos ceros. Nadie, en 20 salidas a la candela, ha podido superar al ídolo de ‘San Pachito’. Catorce de ellos han sido despachados por la vía del sueño.
Este sábado, acompañado del ‘Cardenal de la Salsa’ quien cantará el tema ‘Escúchame’, ‘El Meke’ saltará al cuadrilátero del coliseo Sugar Baby Rojas en búsqueda del título Fedebol superwélter de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB), en la velada ‘Prueba Explosiva’. Su rival será el venezolano Gabriel ‘El Capitán’ Maestre, púgil de 32 calendarios y quien hará su debut profesional tras una excelsa trayectoria en la rama aficionada, amparada con medallas de oro en Juegos Bolivarianos (2013), Juegos Suramericanos (2014 y 2018) y Juegos Panamericanos (2015).
Será un hueso duro de roer y Barraza lo sabe a plenitud. Este combate puede ser el resorte para aspirar a un anhelado cetro ecuménico.
“Esta pelea la siento más importante que todas porque puede abrirme muchas puertas. Esta pelea puede cambiar el destino de mi carrera y combatir en el exterior”.
No usa cábalas. Prefiere encerrarse en su cuarto y “dialogar con Dios”. Es creyente y considera que todo lo que ha conseguido se lo debe a Él. Siempre, antes de lanzar su primer golpe, escucha canciones de alabanza, champeta y música americana aunque no sepa inglés. “Lo hago para relajarme, pero no sé qué cantan en realidad”, manifiesta con una sonrisa.
El reloj marca las 10:05 minutos y ‘El Meke’ sube al ring. Comienza a hacer sombra y en cada paso el sudor impregna su camiseta. El recto, el jab, los movimientos de cadera. Toda su rutina es repetida una y otra vez. El estadounidense James Gogue, su entrenador, le exige el máximo con cronómetro en mano y con una vara de espuma que le lanza para que su pupilo la esquive.

El próximo 10 de agosto su hijo Floyd Santos cumplirá tres años. Dejó de llevarlo a sus peleas porque entraba en llanto cada vez que salía al sonar la campana.
Jeovanis, jocosamente, cuenta las anécdotas. “Él sabe que me mantengo ocupado porque no me ve tanto. El día que inicie el combate va a estar frente al televisor. No es muy bueno para él estar en vivo porque se pone a llorar y yo estoy pendiente a él. Mejor que me vea en la TV y yo pueda estar concentrado. Cuando combatía en el Gran Boulevard, o en los estudios de Telecaribe, él se ponía a llorar por su inocencia, pero este es mi deporte y por él estoy luchando”.
‘El Meke’ es el tercero entre cinco hermanos (Ángel, Daniel, Angie y Adams) y el motor de su familia. Vela por cada uno de ellos y sus logros son para su beneficio. Su madre Ángela y su esposa Yerlin Paola Herrera, son sus otros dos pilares.
“Cuando empecé a ganar el dinero profesional solo me alcanzaba para pagar deudas que tenía. Luego, con el pasar del tiempo podía hacer planes. Ya comía mejor y podía prestar dinero en la calle porque cuando venía la paga podía resanar todo. Cuando ganaba más ya estaba esperando a mi hijo y empecé a amoblar mi hogar. Ahora veo reflejado todo lo que me he esforzado y me llena de orgullo. Nunca hemos tenido una viviendo propia y por eso también peleo para regalarle una casa a mi mamá”.
La palabra derrota no está en el léxico del pegador barranquillero. Solo piensa en ganar y hacerlo en el Palacio de Combates Sugar Baby Rojas, escenario homenaje al exboxeador currambero, campeón universal supermosca del Consejo Mundial de Boxeo en 1987. Jeovanis se sonroja cuando EL HERALDO le pregunta si algún día sueña con darle su nombre a un coliseo para la difusión de su disciplina.
“Sería maravilloso. No sé cómo me iré a sentir ese día si llega a pasar. Cada vez que voy escribiendo algo en la historia del boxeo barranquillero, o colombiano, es una gran motivación para mí. Un resorte que me impulsa a seguir luchando. No es solo llegar, es ser el ejemplo para los niños”.
A las 11:15 minutos ‘El Meke’ se quita los guantes tras otra extenuante jornada de entrenamientos. Una hora después, luego de un merecido baño sale de Cuadrilátero, se despide de sus compañeros, saluda a un vendedor de aguacates y se va a casa a descansar. Quizá en la noche, como le sucede a menudo, soñará que es campeón mundial.

