
Por Radhamés Bonilla
SANTIAGO.- Teníamos el presentimiento de que estaban al doblar de la esquina los reclamos y quejas de federaciones, asociaciones y atletas por la repartición del dinero para ayudar a estos últimos, como todo el pueblo, improductivos y necesitados.
Con esta crisis económica donde nadie está trabajando y todos consumiendo para subsistir, dinero que caiga en manos de humanos, muy probable podrían tener otros destinos distintos a los donde debían llegar.
Entendemos que bajo ningún concepto se puede ser ingenuo e ignorar los reclamos.
En consecuencia, hay que presumir que dichas quejas obedecen a una realidad y no ha lugar a que en este medio se recuerde la vieja canción de Daniel Santos:
«Yo no se nada,
si algo pasó,
yo no estaba ahí».
Esta situación nos recuerda un razonamiento que por allá por los años 60 hiciera muy razonablemente el sociólogo y político Dr. Juan Isidro Jiménez Grullón quien para justificar una opinión o hacer una acusación, cuando por razones obvias no se tiene a manos la prueba física.
Fue un concepto particular que él llamó la «prueba conjetural», lo que aplicándolo al caso querría decir que en el eventual caso de que haya habido distracción, o manejo irregular de los dineros que muchos reclaman no les ha llegado, ante la ausencia de una prueba física o material, habría que acudir a la «prueba conjetural» para acercarse a la verdad de lo que ha ocurrido.
Unos dirán que ha habido robo, otros dirán que ha habido malversación y no faltarán los que digan que se ha privilegiado a unos en perjuicio de otros.
A juicio del Dr. Jiménez Grullón, cabe la conjetura de que en el mejor de los casos pudo haber habido una anomalía que ha impedido una justa distribución a federaciones, asociaciones o atletas.
La prueba conjetural en el caso está formada por varios elemento constitutivos:
- a) Una situación nacional de precariedad. Por un lado nadie produciendo y todos con necesidad de consumir. Desde luego esto en modo alguno justifica una irregularidad o distracción o cualquier otra figura jurídica y
- b) La existencia de dineros.
Es como poner carne dentro de una jaula de un león hambriento. El animal no va esperar que le digan si come o no. Desde luego, ningún humano deberá justificar una irregularidad, especialmente porque no se trata de un asunto personal, sino una disposición que se supone debe ser manejada correctamente por una entidad, llámese federación o asociación y
- c) El último elemento de los hechos sería
la intención de disponer de lo que no nos corresponde bajo la excusa de la existencia de una precariedad nacional donde todos estamos consumiendo y nadie está produciendo, o produce apenas lo indispensable, o menos.
Todo esto nos lleva a la penosa conclusión de que:
1ro.) Hay que oír y darle la mejor de las explicaciones, motivos y razones a quienes se están quejando.
2do.) A quienes eventual se les acuse o se presuma haber cometido una distracción o irregularidad, para no mencionar un pecado mayor, no hay excusa para justificar la existencia de una crisis de honradez administrativa, debido a la crisis que todos vivimos.
3ro.) En razón de que se asume que, en las actuales circunstancias de precariedades económicas nacionales, es obligatorio a que predomine la transparencia y se desvanezcan las dudas o suspicacias y
4to.) Quienes han sido afectados tienen el derecho de exigir que se les den todas las informaciones y satisfacciones, y se les expliquen lo que se ha hecho con todos los fondos objeto de la
Porque aunque evidentemente esta crisis acrecienta el fraude, el robo, la corrupción y las irregularidades a muchos niveles, creemos no equivocarnos del presentimiento que teníamos de lo que podría pasar.
¿Quién se opone a que se aclaren todas las cosas y por bajo cuál justificación se podrían oponer?
