
Hasta el momento, Rafael Santa Cruz Batista nunca ha estado en la región del Cibao, sus pies no han pisado la tierra dominicana, pero no hay un cubano más seguidor de Águilas Cibaeñas que este moreno de Güines, localidad ubicada en el occidente cubano a casi 50 kilómetros de La Habana.
Hoy no me voy a referir a un “momento” de gloria deportiva, pero sí a un momento de mucha emoción ligado al deporte y que tuvo muchas aristas.
Al “El Santa” lo conocen todos los peloteros cubanos, desde los más anónimos en los medios de comunicación hasta estrellas históricas en Grandes Ligas. Tiene su carácter, como todos, pero es un tipo chévere, sabe muchísimo de Beisbol porque lo ha visto mucho y pocos como él disfrutan de la música de Los Van Van y de “Pupy y lo que son Son”.
Ha sido “delegado” en Series Provinciales, Ligas de Desarrollo y ya perdí la cuantas Series Nacionales. Su labor ha incluido el trabajo con los equipos nacionales Sub 15 y Sub 18 y hasta del Equipo de Mayores en certámenes en Cuba.
Sin embargo, no creo que haya un no nacido en República Dominicana que sea más seguidor de Águilas Cibaeñas que él, que conozca la actuación histórica de este equipo y de sus estrellas y principalmente de Miguel Tejada, quien ha sido desde siempre su ídolo personal.
Es difícil verlo sin algo que muestre su afición por Quisqueya y las Águilas. Lo mismo lo ves con una camisa, una pulsera o una gorra, no falla nunca.
Sin embargo, consciente de su afición por este país, por sus Águilas Cibaeñas, por el Estadio Cibao y por Miguel Tejada, me di a la tarea hace ya algunos años, mientras narraba para los Huracanes de Mayabeque, de “sorprender” al Santa con algo que no tuviera.
Entonces, y gracias a mi hermano de Comunidad John Fleury (el inglés más aguilucho que existe) se concretó un regalo que el moreno cubano no esperaba. Resulta que John, moviendo todos los contactos que tiene (y son muuuchos) se trasladó de la ciudad de Santo Domingo a Santiago de los Caballeros y…consiguió tener una muestra de arcilla del Estadio Cibao, pero no una muestra cualquiera, era arcilla del infield, del área del short stop, ¡de la misma que pisó con sus spikes Miguel Tejada!
Cuando John llegó a Cuba para uno de sus viajes misioneros junto a su esposa Nidia de Fleury como parte de la Comunidad Siervos de Cristo Vivo, en la primera oportunidad nos dirigimos al Estadio “Nelson Fernández” y sorprendimos al “Santa” en su puesto de trabajo de siempre.
Era el viernes 11 de abril de 2014. Como es natural llevaba una camisa de República Dominicana, John le puso una gorra de las Águilas y luego le entregó una fundita con la arcilla. Después de hacerle la historia de cómo la consiguió y de qué parte había sido seleccionada, al Santa se le humedecieron los ojos y alguna que otra lágrima salieron de ellos.
Aquel día, en un país como Cuba con una tremenda tradición beisbolera, un cubano y un inglés estrecharon sus manos y se fundieron en un abrazo, gracias a las Águilas Cibaeñas.
Hasta el momento, Rafael Santa Cruz Batista nunca ha estado en la región del Cibao, sus pies no han pisado la tierra dominicana, pero no hay un cubano más seguidor de Águilas Cibaeñas.
Cuánto me gustaría verlo un día ahí mismo, en el “Valle de la Muerte”, haciendo realidad su sueño, contando historias e intercambiando con su afición y con lo jugadores de hoy.
