
Después de recibir miles de abrazos de todos los jugadores, del staff técnico y de los que están sobre el césped, Messi se acerca a la banda para pedir que bajen sus tres hijos al campo, pues quiere compartir este momento de felicidad con los suyos.
Pronto, brazalete en mano, recibirá el trofeo y lo alzará para el mundo, la copa que, al fin, le señala como campeón del mundo.
Argentina ya la tiene
Siguen los festejos, los lloros y los abrazos de los jugadores argentinos sobre el césped al tiempo que los franceses lamentan la ocasión perdida. Messi no borra la sonrisa de la cara pero no suelta lágrima alguna…No se rompe. Es la madurez hecha futbolista. Tiene lo que se merece.
Cantan ahora y botan los jugadores sobre el césped en comunión con los aficionados. Es la fiesta argentina, la fiesta del fútbol.

Los jugadores de Argentina celebran el triunfo en los penaltis. / Christophe Ena / AP
Messi y Argentina levantan la copa
Argentina ha tenido que ganar tres veces la final para llevarse el título. Se adelantó con dos goles y Mbappé remontó. Volvió a marcar Messi en la prórroga y Mbappé acertó un penalti para llevar la final a la rueda de los penaltis… Y ahí, al final, Argentina se vuelve campeona del mundo.
Messi ríe y saluda, festeja con los aficionados y recibe los abrazos de los compañeros que lloran de felicidad, campeones del mundo desde que lo hiciera la selección de Maradona en 1986.
Messi, a quien alguno le discutía que no podía ser el mejor del mundo porque no había conquistado la Jules Rimet, ya la tiene en el bolsillo. Leo corona así la mejor de las carreras, un jugador único e irrepetible que ya no tiene laurel que se le resista.
Via: elpais.com
