Por Alfonso Araujo Bojórquez
Las primeras pelotas de béisbol fueron hechas a mano.
Los Knickerbockers contrataron a un fabricante de sillas de montar escocés para coser la cubierta sobre los recortes de caucho enrollados con hilo.
La cubierta exterior se aflojó y los jardineros no pudieron tirarla muy lejos, lo que requirió que el shortstop ayudara en los tiros de relevos.
En 1871, Benjamin Shibe y su hermano, organizaron una compañia de cuero, que tenía la patente de la bola de la figura ocho en la década de 1860.
Un problema todavía existía. El caucho de la India, en el centro de la bola podría manipularse calentándolo o enfriándolo.
Connie Mack el manager de 50 años de los Atléticos de Filadelfia, una vez fue manager de los Piratas de Pittsburgh en la Liga Nacional, instaló un refrigerador viejo en su oficina que se usaba para descongelar pelotas de béisbol y que fueran entregadas a los umpires de los juegos.
Al entrar el nuevo siglo, las pelotas de béisbol y el pasatiempo nacional murieron.
Los aficionados de la liga, buscando poner más ofensiva en el juego, escucharon atentamente la propuesta de Ben Shibe, de usar su nueva pelota con corcho en el centro. Las bolas fabricadas tenían un centro de corcho más ligero que el de goma.
El ajuste del peso, más envoltura era necesario, resultando pelotas de béisbol mas duras y densas.
La pelota volaría más lejos al ser bateada. La Liga Americana adoptó el nuevo Reich-fabricado por Shibe para jugar en 1910. Una innovación más está por venir para el béisbol.
En 1920, enrollarse más que la lana estadounidense. La bola más apretada, el abandono de la Era «Big Bang», que se conocía mas como la era de la pelota viva.
La mejora le dio al pasatiempo nacional más acción y más jonrones, tal como está sucediendo en la presente temporada del 2019…Después más lanzamientos.
