Ramón Rodríguez
El Comité Olímpico Dominicano está estancado, paralizado, obstruido, atascado, empantanado, inmovilizado, encharcado, detenido, inundado, atollado, embalsamado, anquilosado, bloqueado, sujetado, momificado, anegado, petrificado, obstaculizado, involucionado y prácticamente desahuciado.
El primero de diciembre el comité ejecutivo del Comité Olímpico Dominicano, cumplirá dos años y todavía no ha dado una señal de que podría dejar un legado importante para el movimiento olímpico.
Todos equivocadamente pensamos que se iba a producir una profunda reforma estatutaria para poner límite de tiempo a estos periodos de 25, 30 y hasta 40 años en las federaciones nacionales.
Los miembros del Comité Olímpico Dominicano no quieren afilar cuchillo para sus propias gargantas. También quieren eternizarse. Sabemos que los mayores males del sistema olímpico y federativo son los periódicos faraónicos de esos dirigentes que se resisten a dar paso a nuevos liderazgos. Algunos incluso, han dejado de trabajar para vivir del deporte.
El Comité Olímpico Dominicano todavía no ha podido conectar con la sociedad dominicana. Tiene un gran rechazo del sector deporte y la sociedad civil. Debería tener más incidencia en el Movimiento Deportivo. Su presidente, Garibaldy Bautista, es una persona decente y muy equilibrada, pero no ha podido desarrollar un liderazgo impactante por varias razones que luego analizaremos.
Somos muchos los culpables de que esa entidad, aún y recibiendo sumas millonarias del Estado, se mantenga a la deriva, sin ningún impacto social y más bien dividida desde la juramentación de aquel incalificable primero de diciembre. Algunos nos equivocamos. Debemos de admitirlo. El problema no era Antonio Colin Acosta, sino una estructura de algunos ambiciosos que ni siquiera han tenido el valor de buscar solución a las federaciones de Esgrima, Surf, Tiro y Pentatlón.
No estamos lejos de hacer un Mea Culpa público, pues a la luz de los hechos, Antonio- Colin- Acosta, actuó con más gallardía y valor que los actuales dirigentes del COD. Colin cometió errores como todos, pero mantuvo un comité ejecutivo unido y emprendió acciones que podríamos cuestionar su efectividad, pero las hizo por convicción y sin miedo, y no con el culipandeo de los miembros de este comité ejecutivo actual.
La prensa deportiva nacional, los ex atletas de conciencia, los dirigentes veteranos que desde una mecedora observan lo que ocurre en el COD, los expresidente y ex miembros de esa entidad, deben unir voluntades y exigir una Reforma Estatutaria que acabe definitivamente con esa mentalidad trujillista de durar 30 y 40 años en las posiciones de mando en el deporte.
El día menos pensado habrá que visitar a Colin y decirle: ‘’ Excúsenos señor Acosta, la ‘’ cagamos’’ con esta gente’’.
