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Momento de Gloria

Cuando Rickey Henderson superó a Lou Brock

Ricky Henderson es uno de los grandes peloteros en toda la historia de la MLB. Sus números son espectaculares, especialmente los que tienen que ver con las bases robadas.

Por: Nelson de la Rosa Rodríguez

Ahora que las bases robadas vuelven a estar de moda en el Beisbol de Grandes Ligas, gracias especialmente al aumento del tamaño de las almohadillas, les propongo dar una mirada al momento en que Ricky Henderson alcanzó el liderazgo de por vida, en este importante renglón.

Ricky Henderson es uno de los grandes peloteros en toda la historia de la MLB. Sus números son espectaculares, especialmente los que tienen que ver con las bases robadas.

Aquel 1 de Mayo de 1991, cuando Rickey entró para siempre en la historia, cayó miércoles en el calendario y se jugó de noche en el “Oakland-Alameda County Coliseum”.

El récord de más bases robadas de por vida, en poder del también “inmortal” Lou Brock de 938, desde 1971, ya lo había empatado Henderson y ahora regresaba al line up luego de una lesión.

Los Atléticos enfrentaban a los Yankees. Frente al derecho Tim Leary, Rickey Henderson recibió boleto en su primer turno y salió al robo de segunda base, pero fue puesto out en tiro del receptor Matt Nokes, al short stop Álvaro Espinoza.

En su segunda oportunidad Henderson fue retirado por la vía de los strikes, sin hacerle swing al último lanzamiento, hasta que, en su tercera vez al bate, llegó a la inicial por error del propio Espinosa y se movió a segunda gracias a infieldhit por tercera, de Dave Henderson.

La posibilidad del récord volvía a estar en ambiente, pero era complicado, pues en la caja de bateo estaba el zurdo Harold Baines y eso le abría el campo de visión al catcher.

Sin embargo, Henderson adelantó 3 o 4 pasos y entonces emprendió la carrera hasta la tercera base. El lanzamiento de Leary fue un rompiente que Baines dejó pasar y entonces el tiro del catcher llegó de primer baunce al guante del antesalista, mientras Henderson, en una carrera de 3 segundos, llegaba cómodo a su objetivo y era decretado safe por el árbitro Gary Cederstrom.

Entonces, ante el aplauso de los 36,139 fanáticos que pagaron la entrada, Henderson levantó la base, miro al cielo y comenzó a celebrar. Allí llegaron varios de sus familiares y hasta Lou Brock, quien había compartido mucho con él en los últimos días.

Se dice que Brock y Henderson prepararon un discurso para la ocasión y que este último lo tenía escrito en un papel, guardado en el bolsillo del pantalón. Sin embargo, cuando le trajeron el micrófono para dirigirse a los aficionados, se le olvidó sacar el discurso, dijo algunas palabras improvisadas y terminó diciendo «¡Hoy soy el mejor de todos los tiempos!».

Así fue como Rickey Henderson se convirtió en el máximo robador de bases en Grandes Ligas. Luego, se robó otras 467 para dejar, al final de su carrera, la cifra en 1.406 y que se mantiene vigente hasta hoy, sin sentir ni de lejos una amenaza.

Por cierto, ese mismo día y año se produjo otro momento histórico en el Beisbol de Grandes Ligas, pero ese es precisamente el motivo, para volvernos a encontrar aquí mismo, en otro Momento de Gloria.

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