
Por: Gaspar Garza Gàndara
Còmo ha pasado el tiempo!….fue hace exactamente 24 años cuando el màximo cañonero mexicano de todos los tiempos jugò por ùltima vez en la Liga Mexicana de Verano!
Un 19 de julio de 1984 en el parque de la Sociedad Cuauhtèmoc y Famosa regiomontana tuvo lugar el històrico encuentro entre los Sultanes de Monterrey y los Rieleros de Aguascalientes.
Recuerdo que por ese tiempo trabajàbamos para El Diario de Monterrey, y muy temprano le hablaron por telèfono al jefe de la secciòn deportiva, Felipe Guerra.
El inolvidable cronista beisbolero Enrique Salinas Rangel, de la XET Radio y Canal 12 se comunicò con el editor, para encargarle a Felipe que le pusiera muchas ganas en el diseño de la pàgina principal del dìa siguiente.
“Echale muchas ganas, con mucho colorido, porque mañana dìa 19 se despide Espino.
Y vamos a mostrar la pàgina en los noticieros del canal!”- le dijo.
Guerra se puliò y diseñò un bonito diseño a todo color, con cuatro gràficas en diferentes poses del cañonero. El texto que tuvimos el honor de escribir, ilustraba la trayectoria en los diamantes de Espino.
“Espino, el bateador de todos los tiempos”- rezaba el encabezado de la pàgina principal de El Diario, en su ediciòn 3514, aquel dìa.
Y el recorte de esta pàgina, como uno de nuestro hobbies predilectos- de coleccionar artìculos beisboleros- la tenemos celosamente guardada en un viejìsmo àlbum de hermosos recuerdos!
Su valor sentimental và mas allà de los que se imaginan ustedes, amigos lectores.
Y esto es debido, màs que nada, a que el propio ìdolo nos estampò su dedicatoria, ante tan memorable suceso.
Y les confieso que muy vagamente recuerdo los detalles de aquel partido.
Pero de la ceremonia previa si los retengo en mi memoria. Ese dìa quisimos captar muy de cerca el sentimiento de don Hèctor, y estuvimos en la caseta de los Sultanes desde temprano. Se le veìa fatigado. Como con un dejo de tristeza.
Tal vez porque a sus 45 años y tanto bregar por todos los parques de beisbol en su vida, sus facultades habìan disminuìdo y esto lo hacìa sentirse sin muchos ànimos.
Quizàs añoraba estar màs tiempo con su familia, y esto lo orillò a tomar la decisión de decirle a la directiva que ya se iba a retirar.
Los encargados de conducir la ceremonia , fueron Chabelo Jiménez y Enrique Salinas Rangel.
El primero hizo la presentaciòn de los equipos y èstos se alinearon por las rayas de tercera y primera base respectivamente.
Luego anunciò al jonronero, invitàndolo a que se hiciera presente en el centro del diamante, acompañado de su familia.
El ìdolo se encontraba sentado en el dugout, en su estilo clàsico, apoyàndose en la banca con ambas manos, un poco inclinado hacia delante.
-“Ahì le hablan, don Hèctor”- le dijimos. Espino tardò unos segundos en ponerse de pie, al momento que decìa en voz baja: “ Con lo que me gustan a mì èstas fregaderas!, y enseguida se dirigiò del brazo de su esposa doña Carmelita y de sus hijos, a su cita con el adiòs de un grande de la pelota.
Los aficionados que habìan hecho una muy buena entrada en el parque de la calle General Anaya estallaron en una ovaciòn.
Vinieron después las semblanzas de su carrera. Los trofeos de parte de la directiva sultana a manos del ingeniero Pepe Maiz, y de la Liga Mexicana por su presidente el licenciado Pedro Treto Cisneros.
Luego vino un momento muy emotivo. El cronista Chabelo Jiménez hizo una simulacro de anunciar un jonròn de Espino, en el sonido local, y el homenajeado hizo el recorrido de las bases, acompañado por su hijo Omar.
Durante el ùltimo juego de su vida en el beisbol de verano, al cañonero no le fue bien.
Todos hubièsemos deseado que un jonròn, su sello, fuera su adiòs con el equipo de sus amores, los Sultanes. En cuatro intentos fallò con la madera, pero esa noche todo se lo perdonamos los que lo admiramos por su brillante carrera.
Asì se despidiò un 19 de julio el señor Hèctor Espino Gonzàlez, tocado por el dedo celestial para batear. El vive en cualquier rincón donde se juegue pelota, asì es que sigue aquì, y no dijo adiòs…sino hasta luego!
