

Por Jesús Alberto Rubio
Un gusto, un gran privilegio y un profundo orgullo ser amigo al paso del tiempo de Don Pedro “Charrascas” Ramírez Guerrero.
Una llamada telefónica a su hogar ayer en la tarde a la ciudad y puerto de Veracruz y ya se imaginará la amable y grata charla evocadora de amistad y de cuántos recuerdos que atesora en su fructífera vida y paso por el beisbol.
Minutos antes, quien fue un gran pelotero jarocho de época más reciente, Fidel Vega Llinas –(https://www.arrobadeportes.com/?p=76717)— también había platicado por el móvil desde Gutiérrez Zamora y ni pregunta cómo estuvo ese reencuentro a distancia.
“Charrascas” Ramírez, amigos, trascendió como un protagonista con excepcionales facultades para jugar beisbol, lo que le hizo merecedor, como pleno reconocimiento y respeto a su persona, de lo siguiente:

En la historia del beisbol mexicano tiene “Charrascas” el honor que, así como a Espino se le llama hoy Don Héctor, también a él se le reconoce como Don Pedro.
¡Qué nobleza!
Y siempre lo he dicho:
Es una persona toda sencillez y don de humanidad que le hace gozar su la aceptación, simpatía y respeto de todos los que le ven, saludan, tratan y conocen.

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En su tiempo, fue único ganador de una Triple Corona de Bateo en la Liga de la Costa del Pacífico; vio acción en la pelota de Venezuela y también con el Marianao en la Liga Cubana al lado de Alfonso (Tuza) Ramírez, Jesús (Cochihuila) Valenzuela y Epitacio “La Mala” Torres, otras leyendas del glorioso antaño.
Un héroe y leyenda de la época dorada en el beisbol azteca que se codeó en los años 40 con lo mejor de los peloteros mexicanos y extranjeros que hicieron época para el disfrute de la afición de entonces.

Fue compañero de Monte Irvin con los Azules de Veracruz de Jorge Pasquel en los 40; y también le tocó ser dirigido en 1944 por Rogers Hornsby en el mismo equipo capitalino de enorme historia.
Ambos, un botón como muestra de oro de su presencia y accionar en la pelota mexicana de ese periodo inolvidable ya que Irvin y Hornsby son miembros del Salón de la Fama del Beisbol de Ligas Mayores.
En la Costa del Pacífico los también notables Marvin “La Coqueta” Williams, Memo Luna, Dick Hall, Felipe Montemayor, Jack Graham, el estratega Manuel “Shorty” Arroyo; Raúl “Socio” Navarro, Vinicio García, Procopio Herrera, y Barney “Grillo”Serrell, entre otros grandes de la época, constataron de qué estaba hecho.

Expreso de nuevo mi admiración a Pedro “Charrascas” Ramírez, quien nació un 29 de junio de 1921 en la ciudad jarocha para luego convertirse en uno de los más notables peloteros mexicanos de los años 40 y 50 sustentado en una trayectoria de gran impacto que le llevó en el 2001 al Salón de la Fama con sede en Monterrey.
Un pelotero siempre baluarte reconocido por su gran versatilidad como jugador todo completo de cuadro, jardinero y también lanzador.
Fue campeón pitcher en la Liga Mexicana con Puebla; el mejor bateador en la Liga Norte de México con Saltillo y también pudo haber llegado a jugar con Rojos de Cincinnati…

Mejor, mejor, amigos, lo invito a que disfrute toda su historia en redesbeisbol donde le incorporo tres enlaces; con dos de ellos, entrevistas en video, verá qué riqueza.
Un documento que lo enaltece:
http://beisbolredes.blogspot.com/
