
Miami,FL.-Con cinco partidos por disputar y la clasificación en juego, los Tigres del Licey atraviesan uno de sus momentos más delicados de la temporada. Y los números ofensivos explican gran parte del problema.
El conjunto azul es último de la liga en promedio de bateo (.225), OPS (.630), jonrones (19) y carreras anotadas (164), además de liderar el torneo en ponches con 392. Una alineación con poco contacto, escaso poder y sin la capacidad de sostener presión constante sobre el pitcheo rival.
Históricamente, en situaciones como esta, el Licey ha optado por sustituir al dirigente como medida de impacto inmediato. Sin embargo, en esta ocasión la gerencia ha decidido mantener a Gilbert Gómez, rompiendo con un patrón que ha sido común en la franquicia.
La razón parece clara: el pitcheo ha respondido en muchas noches y el equipo ha competido en juegos cerrados. Cambiar al mánager difícilmente corregiría una ofensiva que no produce, especialmente cuando varios jugadores clave exhiben promedios muy por debajo de lo esperado.
Más que una cuestión de manejo desde el dugout, el problema apunta a la conformación del roster y a la falta de sustituciones oportunas de piezas productivas. Esa realidad ha dejado al dirigente con opciones limitadas en el momento más crítico del calendario.
Si el Licey queda fuera, no será por fallas en el pitcheo ni por decisiones puntuales del cuerpo técnico. Será por una ofensiva que nunca estuvo a la altura. Y esta vez, a diferencia de otros torneos, el dirigente no parece ser el principal responsable.











