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Opinión

Estrellas del Béisbol: «El Principio» (2)

En mayor parte eso es verdad, pero no del todo, de los hombres que primero jugaron el juego que conocemos ahora, aprendieron a batear, tirar y atrapar la pelota en pueblos y villas en las cuales ellos pasaron su niñez antes de mudarse a ciudades más grandes.

Por Héctor Barrios Fernández

Una de las más persistentes opiniones acerca del béisbol es que se trata de un pequeño “Town Game,” un enlace con uno, de alguna manera más sencillo de jugar, con pasado rural.

En mayor parte eso es verdad, pero no del todo, de los hombres que primero jugaron el juego que conocemos ahora, aprendieron a batear, tirar y atrapar la pelota en pueblos y villas en las cuales ellos pasaron su niñez antes de mudarse a ciudades más grandes.

Pero el juego que ellos finalmente idearon, el directo antecesor del que jugamos ahora y conocido como béisbol, saltó, como muchas innovaciones en los Estados Unidos, en la ciudad de New York.

En algún momento en la primavera o el verano de 1842, un grupo de jóvenes caballeros comenzaron a reunirse en Manhattan cada fin de semana para jugar una u otra versión del juego, jugaron primero en un lote baldío en la esquina de Madison Ave. y calle 27th., después en un lugar un poco más espacioso al pie de Murray Hill.

El 23 de septiembre de 1845, aparentemente a invitación de un hombre alto de estatura, 25 años de edad, empleado de una empresa de envíos de nombre Alexander Joy Cartwright, 28 de esos jóvenes formalmente se establecieron ellos mismos como el Club de Béisbol “Los Kinckerbocker” de la ciudad de New York.

Nombrado así porque tanto Cartwright como otros miembros del club, pertenecían a la “Knickerbocker” la cual era una compañía de bomberos voluntarios.
Entre otros miembros había: comerciantes, agentes de seguros, policías, un fotógrafo, un médico, un distribuidor de cigarros, corredores de bolsa de Wall Street, “hombres,” uno de ellos recordaba, “quienes estaban en libertad después de las tres de la tarde.”

Jugaban meramente por recreación y salud, pero también presentaban un vivo interés por mejorar el juego.
Cartwright junto con el presidente de los Knickerbockers, un médico de New Hampshire llamado Daniel Lucius “Doc” Adams, ayudarían a redactar un conjunto de reglas que cambió el juego para siempre.

Los Knickerbockers decretaron que el “infield” sería un diamante en forma de rombo, en lugar de un cuadrado.

Primera y tercera bases fueron separados a una distancia de 42 pasos.
El “balk” fue identificado y desechado.
Las líneas de foul fueron establecidas.
Los pitchers lanzaban por abajo del brazo y mantenían el codo y la muñeca en línea recta.
Los bateadores que acumulaban tres “swings” fallados fueron declarados out. Lo más importante fue que los corredores tenían que ser tocados con la pelota o ésta en la mano o en el guante o bien pisar la base pelota en mano o en el guante para ser declarado out y se desechó la inhumana manera de ponerlo out golpeándolo con la pelota en alguna parte de su cuerpo.

La razón por la cual se dificultaba la práctica del béisbol, fue que cada vez había menos y menos espacios libres para tal actividad y las calles estaban cada vez más llenas en Manhattan, los Knickerbockers pronto comenzaron a tomar el ferry para cruzar el Río Hudson rumbo a Hoboken, New Jersey, en donde había un llano con pasto llamado “Elysian Fields” ademá de un bosquecillo con vista al río.

Era un hermoso lugar, lleno de árboles y flores.

Los Knickerbockers rentaban el campo los fines de semana, junto con un vestidor por la cantidad de 75 dólares al año.


Por lo tanto dos veces a la semana, nosotros íbamos a Elysian Fields a practicar, recordaba Doc Adams:

“Una vez allí, estábamos libres de restricciones, nos quitábamos nuestros abrigos y jugábamos hasta que se oscurecía.
Yo era un bateador zurdo, y algunas veces solía batear la pelota hasta el río. Las personas que nos miraban comenzaron a tomar interés en el juego y algunas veces teníamos hasta 100 espectadores.
El primer equipo profesional de cricket que vino a los Estados Unidos, acostumbraba ver nuestro juego.
Ellos pensaban que era un juego aburrido, hasta que los invitamos para que intentaran jugarlo.
Se dieron cuenta de que no era tan fácil como se miraba”.                             Continuará…
Espero sus amables comentarios en: info@beisboldelosbarrios.com

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