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Barry Bonds Empata Récord Hank Aaron 755 HRS

SAN DIEGO — Barry Bonds conectó la pelota, dio algunos pasos y aplaudió. Sin rastros de una sonrisa pero con un sólido toletazo para desmentir a los escépticos empató el sábado el récord de Hank Aaron.
El vuelacercas de 755 llegó a las gradas del jardín izquierdo, y Bonds se quedó a uno de convertirse en el nuevo poseedor de la marca.
Pese al hito, los Gigantes de San Francisco cayeron por 3-2 a los Padres de San Diego, en 12 entradas.
El comisionado de las Grandes Ligas, Bud Selig se puso de pie y colocó las manos en los bolsillos mientras la familia de Bonds se abrazaba y chocaba las palmas en señal de triunfo. Cuando Bonds cruzó el plato, alzó a su hijo Nikolai, que recoge los bates, y lo cargó algunos pasos en un abrazo.
«No importa lo que piense alguien sobre la controversia alrededor de este suceso. El logro del señor Bonds es notable», dijo Selig en un comunicado.
El comisionado señaló que él o un representante asistirá a los próximos juegos de los Gigantes, «en señal de respeto por la tradición de este juego, la magnitud del récord y el hecho de que todos los ciudadanos en este país son inocentes mientras no se demuestre lo contrario».
La multitud del Petco Park se puso de pie y vitoreó a Bonds, con algunos abucheos mezclados, cuando el toletero de San Francisco pegó su cuadrangular ante Clay Hensley en el segundo inning. Varios aficionados sostuvieron carteles que tenían un asterisco.
Bonds fue abucheado cuando se dirigió al jardín izquierdo al concluir el capítulo. El astro de 43 años ha sido sujeto de sospechas sobre el consumo de esteroides durante años, y algunos aficionados han cuestionado su búsqueda del récord.
Habían pasado ocho días desde que Bonds bateó su vuelacercas número 754, y el toletero realizó una práctica de bateo, el sábado por la mañana, con la esperanza de salir del bache. Lo logró pronto, al jonronear en la apertura del segundo inning.
Bonds recibió pasaportes en sus siguientes tres turnos y dejó el juego en el octavo episodio, por un corredor emergente. Se quitó el casco y recibió una ovación de los aficionados de los Gigantes.
No se espera que Bonds comience el partido de domingo, así que buscaría romper el récord en casa, a partir del lunes.
Bonds alcanzó el récord frente a un serpentinero reclutado originalmente por los Gigantes y suspendido en el 2005 por infringir la política de las ligas menores sobre el consumo de esteroides.
También el sábado, Alex Rodríguez conectó su jonrón número 500. Al igual que Bonds, aprovechó su primer turno del partido, disputado en el Yankee Stadium.
Bonds igualó el récord a las 19.29 (0229 GMT), poniendo la bola a unos 382 pies el plato. La pelota dio contra un anuncio y cayó en el graderío, justo debajo de la pantalla gigante que mostraba una foto del toletero, sonriente.
Un aficionado sentado en esa zona lanzó una pelota de vuelta al terreno, pero esa no era la bola histórica. El hombre que atrapó el preciado recuerdo fue escoltado a una zona segura, para que los expertos certificaran la autenticidad de la pelota.
Después de que Bonds cruzó el plato, su compañero Ryan Klesko lo abrazó. El artillero caminó lentamente junto a una fila de otros peloteros que lo felicitaron. Más tarde, se acercó a las butacas cercanas al jardín y envió un beso a su hija de 8 años, Aisha, y a su esposa Liz.
Bonds, el ahijado de Willie Mays y el hijo de un jardinero electo para el Juego de Estrellas, pareció siempre destinado a ser un grande del béisbol. Curiosamente, su velocidad llamó al comienzo más la atención que su poder, cuando llegó a las Grandes Ligas como un esbelto primer bate.
Incluso cuando Bonds se convirtió en una amenaza al récord de Aaron, muchos espectadores pensaron que con la edad conectaría menos jonrones. En vez de ello, sus estadísticas mejoraron, con lo que se intensificaron las especulaciones sobre el consumo de esteroides.
Bonds ha negado que haya consumido drogas para mejorar su desempeño. Sin embargo, se ha convertido desde hace tiempo en el blanco favorito de los abucheos cuando juega fuera de San Francisco.
Khalil Greene pegó un sencillo con la casa llena en la duodécima entrada, ante Randy Messenger (1-4), para dar a los Padres su segundo triunfo seguido en extra innings.
San Diego, bicampeón defensor del Oeste de la Liga Nacional, venció a su antiguo manager Bruce Bochy y a San Francisco por cuarta ocasión seguida.
Cla Meredith (4-5) lanzó el duodécimo capítulo para llevarse la victoria.
Por los Gigantes, el puertorriqueño Bengie Molina de 5-0 con una impulsada; el dominicano Pedro Feliz de 2-0; los venezolanos Guillermo Rodríguez de 1-1, Omar Vizquel de 4-0.
Por los Padres, Adrián González de 5-0. Texto y Foto Cortesía de ESPN

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